viernes, 19 de junio de 2009

Restaurant Sant Pau - Carme Ruscalleda






Restaurant Sant Pau, 18 de agosto de 2006.

Carme Ruscalleda

Esta crítica está colgada a destiempo, pero no por ello, me voy a privar de hacerla a pesar de haber transcurrido tres años. No creo que haya cambiado mucho.

Otro de los grandes errores es que no conservo la totalidad de fotos. Que pena!!!. Tampoco tenia en mente este ‘blog’ por esas fechas.

….bueno….lo que describo a continuación no es una crítica, ni mucho menos, sino el cúmulo de sensaciones que sentí ese día, por diferentes motivos llevaba un tiempo sin visitar lugares de este tipo, digamos que la visita al Sant Pau, fue un re-encuentro entre la gastronomía y un servidor, muy esperado y ansiado. Pero vayamos a por el relato…

….A eso de las 20 h. salíamos de Barcelona rumbo a Sant Pol de Mar con el viejo coche de mi madre, que mantenía por una mera cuestión de cariño, fue su primer coche un viejo Citroen AX, blanco y un poco destartalado. La verdad contrastaba mucho con los otros coches (también con estrellas!) y demás que descansaban en el parking del Sant Pau. Nuestra indumentaria era más o menos igual que el coche. No acostumbro a uniformarme para disfrutar de mi tiempo de ocio, mi compañero menos. Creo que ni por indumentaria, ni vehículo encajábamos en el cliente "tipo" de este 3 estrellas Michelin.

La recepción fue un poco rara, creo que el Sr. Chicón no era como ellos esperaban, pero bueno a final nosotros y el servicio parecía que nos conocíamos de toda la vida. Vamos estuve a punto de decirle al Maître que se sentase con nosotros. Las cosas que hace el dinero.

El Sant Pau la verdad es que es bastante bonito, las mesas y su espacio amplios. Mencionar la vajilla y la cristalería, muy elegantes.

El primer encontronazo se llama MENU DESGUSTACION. No me gustan, no suelo pedir menú degustación. El Maître "erre" que "erre", que por activa o por pasiva teníamos que "disfrutar" del menú degustación. NO. Preferimos platos de la carta. Podéis llamarme tradicional.

Otro problema arrastrado del menú degustación fue el ofrecimiento –casi imposición- a dividirnos los platos en dos, a la que tuvimos que acceder por evitar un forcejeo verbal. Pero el resultado en todos los platos fue el de media ración ridícula.

Vayamos a por materia, aquí si que empieza mi “crítica”:

Bebidas

· Odisseus PX, Pedro Ximénez, 206 D.O.Q. Priorat, 30 €. Forma parte de la nueva tendencia de blancos del Priorat. Color amarillo subido, notas florales y fondo mineral, en boca voluminoso y con un punto que recuerda al abocado pero en equilibrio con la acidez. Un vino persistente.

· Agua, San Pellegrino, Italia. 2,70 €. Agua mineral con gas, producida en Italia, dicen que los primeros análisis de esta agua milagrosa los hizo Leonardo da Vinci.

Aperitivos.

· 2 Copas de cava, 11 € (5,5 € por copa), me disculpo pero no recuerdo que cava fue.

· Buñuelos de flor de calabacín y anémona. Las flores de calabacín son muy bonitas, pero ni frío ni calor.

· Pipirrana de vegetales, fruta y boquerones. Excelente la armonía de sabores y el marinado de los boquerones.

· Hamburguesa de calamar y cerdo ibérico. Un “mar y muntanya” ¿?? Je je je, muy bueno.

· Pan con vino y azúcar. Un aperitivo-postre-aperitivo curioso, un buen cierre para este micro-menú.

El pan.

Fue uno únicamente, un pan tradicional de la zona que venia con su propia mesa de presentación y envuelto en un trapo blanco -parecía un bebé- que cortaron ceremonialmente delante nuestro. La verdad, demasiado “teatrillo” para un pan (el pan de cualquier abuela de pueblo), encontré a faltar los surtidos de panadería y bollería de otros restaurantes de la misma categoría o menos estrellados.

Los primeros

· Cigalas, 46 €. Increíbles, excelente punto de cocción, pero la presentación del plato al dividirlo quedó… pequeño?, o daba la sensación de un plato de menú degustación y no de media ración.


· Espardenyes, 46 €. Iban acompañada con un salteado de verduras, ídem que las cigalas. Un plato que generó más expectativas que las que pudo cumplir.

Los segundos

· Canelón del revés. 39 €. El plato interesante, la idea buena se trata de una pasta fresca rellena de bechamel y a su vez envuelta con una lamina de carne, formada por una farsa gelatinada; acompañaba al plato un cordón de jugo de asado. El plato muy agradable, pero he probado canelones "tradicionales" puestos al día o modernizados, mucho más interesantes.

· Lubina, 42 €. El pescado iba envuelto en hoja de higuera y cocido al vapor, proporcionando a la carne de la lubina el aroma de la higuera. Muy agradable. La lástima fue la presentación, dividieron -como ya comenté con anterioridad- la ración en dos y la verdad los platos quedaban deslucidos en general.

Quesos, 16 €

El surtido de quesos muy acertado y los maridajes con los distintos elementos muy interesantes, pero más que un surtido de quesos era un mini-surtido o mini-tabla como queráis llamarle.

· Serrat de Corroncui, oveja, (Alt Urgell), acompañado de tomate, albahaca y briox.

· Tome du Mezenc , vaca, (Haute Loire), acompañado de Lollo, manzana, pimiento y vinagreta de pimienta.

· Saint Maure Cendre, cabra, (Tourine), acompañado de leche de almendra y confitura de fresón.

· Tête de Moine, vaca, (Berna), con berenjena, oporto y praliné.

· La Peral, vaca, (Asturias), junto a una pera al vino coulant.

Postre temático, 16 €

Fue un postre de chocolate en diferentes texturas, bastante agradable en general pero curiosamente con poca intensidad de sabor, podríamos decir que fue un postre desleído no estaba a la altura de un *** estrellas.

Café y demás….

Café, 2,80 € y una infusión 2,70 €.

Los cafés venían acompañados con “divertiments de patisseria”, o “petit tours” que es lo mismo:

· Pastel de cucharita, presentado en un vasito, tan de moda ahora.

· Caramelo líquido de agua del Carmen, genial muy, muy bueno, y muy, muy pequeño.

· Coca de hojaldre con cabello de angel. Curiosa la miniaturización de una coca.

· Crujiente de regaliz y sidral; ummm, recuerdos de la infancia, muy rico!.

· Polo de piruleta, una piruleta transformada en polo, original.

· Trufas heladas, blanca, negra y verde (Chocolate blanco, negro y te verde), perfecta elaboración.

Me repito como el ajo, pero todo era micro-micro-pequeño.

Y con esto termino, no sin comentar que los cafés nos los sirvieron en el jardín (única zona donde se permite fumar). Carme Ruscalleda aprovecho el momento para pasar por los diferentes clientes y saludar.

El precio total de todo esto, para dos personas: 283,44 € (141,72 € por persona)

Espero volver pronto, que mi crítica no sea tan ácida y poder explicar que comí excelentemente.

Restaurant Sant Pau, www.ruscalleda.com

Carrer Nou, 10, Sant Pol de Mar, Tel 93 760 06 62